miércoles, 6 de octubre de 2010

Un café sencillo, por favor.

-¿Por un café??- Camila estaba sorprendida
-Sí, después de preguntar por mi nombre,
me pidió tomar un café con él, y quedamos que
después del colegio iríamos.
molesta respondí, ya se lo había contado tres veces, pero ella
seguía sin creerlo, tal véz sería porqué ella esta acostumbrada
a ser la única destacada de entre nosotras, y claro
como no, tremendos ojos verdes, cabello rubio
y bronceado perfecto, era de esperarse que llamase
la atención más que todas, y yo, un ente de piel
blanca, grandes y redondos ojos cafes, y cabello castaño no era exactamente
la debilidad de nadie.

La cafetería a la que fuimos
era bastante bonita y cómoda, hasta que vi los
precios.
Apenas me alcanza para la taza de café ordinal, pensaba angustiada.
Él ordenó un panquesito de nuez, una de mis debilidades, y un vainilla
francesa.
-¿A usted que se le ofrece señorita? preguntó el mesero, él cual, al parecer, estaba más que aburrido de estar todo el día llevando cosas.
-A mí me alcanza para pedir la taza de café sencilla. Un poco apenada
contesté.
-Mejor dénos 5 minutos para elegir que pedir. Alonso (si, así se llamaba mi chico de caramelo) intervino.
Confundida lo miré, y el mesero reviró los ojos muy molesto y se fue.
Alonso clavó su mirada en mis ojos como solía hacerlo, y sus
acorazonados labios pronunciaron:
-Aún no teniendo mucho dinero, te ofreciste a pagar el taxi que nos trajo hasta acá, y sin pena alguna le dijiste al mesero que sólo tenías para esa taza.
Ruborizada, agaché la cabeza, dándome cuenta del error que había cometido.
-Es que aquí los cafés son muy caros. Defendí mi dignidad.
-Indignada te ves adorable, pero sonrojada te ves preciosa. Contestó con una sonrisa
que penetro en mi corazón.
La necesidad de desviar la mirada apareció, y me llevé la mano
al cabello como intentando ocultarme en él.
Pero él seguía mirándome, lo que aumento más el
bochorno que sentía en la cara.
-Me ofende, que pienses que dejaré que pagues tu café. Por favor elige el que quieras y cualquier postre, el dinero es lo de menos en este preciso momento.Dijo él un poco serio.
Cuando el mesero llegó, ordené un pay de elote con helado de vainilla, y un chocolate caliente.
él sonrió cuando oyó mi pedido. Cuando el mesero se fue, el se giró hacia mí
acercó su cara a la mía y me susurró.
-¿Cómo una persona tan bella puede ser tan enloquecedora a la vez? finalizó con una sonrisa.
¿Acaso había insinuado que lo vuelvo loco?, vaya hombre, sí que sabía como derretirme.

Un encuentro bochornoso y un poco inusual, pero era aún así, el tercer encuentro.

2 comentarios:

  1. No se por que de pronto mi corazon se acelero, me encanto este texto, debo de pensar que lo escribiste verdad? o de que libro es, suena interesante. Saludos y bonito post en verdad.

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  2. :)

    genial

    me encanta como lo describes


    un beso

    <3

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Escupe lo que pienses *w*

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